viernes, mayo 06, 2011

ELEMENTOS


La historia argentina de los manuales nos enseñó que Mariano Moreno, uno de los líderes revolucionarios de mayo de 1810, era un tipo tan ardiente que “enfermó” de su propia fiebre en alta mar y hubo que apagar su cuerpo entregándole sus restos a los tiburones. Doscientos años más tarde, el incendio de las Torres Gemelas por parte de Al Qaeda sería vengado con el cuerpo de su responsable arrojado al mar. Fuego y agua, en proporciones no precisamente homeopáticas, para intentar cerrar un ciclo.
Cuando los escritores echamos mano a estas parábolas (?) se nos acusa o descalifica por “efectistas”. ¿La realidad supera a la ficción? No lo creo. A quienes sí superan la realidad y la ficción es a los críticos mediocres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario