lunes, abril 18, 2011

HABRÁ

Habrá el fin de mundo que anunciaron los mayas y te estaré esperando.

Habrá el apocalipsis now de Cóppola y más allá de su Vietnam y del corazón de las tinieblas de Conrad, estaré esperándote.

Habrá en la Santa María de Onetti un hombre que a tientas en la alta noche reconoce las huellas de tus pasos y que espera tu regreso.

Habrá en La Catedral de aquel Vargas Llosa que no había descubierto aún la comezón del fascismo un hombre sentado a una mesa, en la Lima lluviosa y fría de agosto, esperándote.

Habrá en el parque Lezama de Sábato un tipo joven aún, esperando a que regreses de tropezar con los ciegos por los pasadizos subterráneos de Buenos Aires y de acompañar por la quebrada jujeña los restos de Lavalle.

Habrá en la rayuela parisina de Cortázar el que espera encontrarse con quien nunca será la Maga.

Habrá en cada historia, en cada romance imposible, en cada palabra escrita en la niebla, garabateada en los pergaminos del amanecer, la necesidad de encontrarte, de que vuelvas a la esquina ventosa de aquella ciudad perdida en el desierto, cuando nada había sido dicho ni escrito, cuando la palabra no era ni siquiera el gesto, cuando la soledad no encontraba el abrazo que empezara a desmentirla.

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