martes, marzo 29, 2011

LOS REVOLUCIONARIOS VIEJOS

Para hacer una revolución es necesario, primero, estar en desacuerdo con el sistema en el que se vive. Ese malestar es muy común entre los jóvenes pero se va aliviando con la edad y el crecimiento de la cuenta bancaria. Si la cuenta no crece, ya tenemos un revolucionario viejo.

Mala cosa, un revolucionario viejo, porque dirá cómo se hace, con toda la autoridad y sapiencia de habérselo pensado durante toda la vida, y enviará a hacer la revolución a los jóvenes para que después se la traigan hecha.

Pero hacer una revolución no es ir al banco o al ayuntamiento por un trámite. Hay que andar, combatir, adoctrinar, fusilar. Y cuando por fin se lo logra ya no es cuestión de dejarle a cualquier boludo el poder tan duramente conquistado por otros para uno.

Si para alcanzar el suficiente poder para desmontar aquel sistema con el que el revolucionario no estaba de acuerdo hubo que masacrar a más de un millón, para conservarlo habrá que negociar con unos pocos que siguen imponiendo el viejo orden, ponerse de acuerdo, vender y comprar. Porque a la hora de los bifes, las banderas rojas del socialismo o las negras del fascismo no sirven para garparle al carnicero ni para indemnizar a los bancos.

Ya en su mecedora de anciano, el revolucionario viejo hará un balance de todo lo actuado, de todo lo que logró con su inteligencia y heroísmo, de todos los muertos que dejó por el camino y se dirá que llegó la hora de redactar sus memorias.

Y ahí entramos nosotros, los escritores, en la variante “ghost writers” que, con la pluma virtual de nuestro talento procesado por windows, haremos llorar de emoción a los que lean las sanguinarias hazañas del revolucionario viejo que pretenderá que los millones que se salvaron de morir por su causa hagan penitencia el resto de sus vidas leyendo y releyendo "Vida del Carcamal Heroico", en tapa dura y en ediciones de bolsillo.

Así se conservan, embalsamados gracias al talento literario de tanto trabajador de la cultura a destajo , los revolucionarios viejos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario