martes, noviembre 23, 2010

GUERRAS

Ninguna guerra acaba totalmente y la mundial de 1939/45 no fue una excepción. Los vencedores sembraron el planeta de "minas activadas": todo el este europeo, China nacionalista, Vietnam, Laos, Camboya, la América latina y África. Continentes enteros, países densamente poblados a cuyos habitantes no les preguntaron qué querían hacer con sus destinos. Corea fue uno de ellos y en los primeros años de la década del ´50 una guerra instigada por los vencedores del `45 partió al país en dos: uno "comunista" y otro "capitalista". Desde entonces, a uno y otro lado de la frontera se muestran los dientes y amenazan con borrarse del mapa uno al otro. Las potencias que les dieron aire silban distraídas, miran para otro lado. Así fue como Norcorea se armó hasta los dientes, gobernada por una dinastía dictatorial que parece surgida de alguna novela de ciencia-ficción.
Hoy es zona nuclear. Como también lo son India y Pakistán, que cada tanto se encabritan y juegan a ser chicos malos y acabar con el planeta.
Hay quienes se encargan de esa tarea sucia, sin embargo, y sin tanta alharaca: las potencias industriales y sus gobiernos de marionetas, jugando a un capitalismo cuyo final ha anunciado más de un profeta, pero que no planea retirarse sin tirar del mantel que cubre la mesa del banquete.

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