sábado, febrero 28, 2009

CUATRO DÍAS LOCOS


Por puro afán de represión, las dictaduras declararon "laborables" las jornadas de carnaval, esos "cuatro días locos que vamos a vivir", según rezaba una marcha en boga cuando todavía, en los barrios de Buenos Aires, la gente se disfrazaba y el agua era el arma predilecta de la guerra entre los sexos.
Año a año, la prohibición fue dando lugar a la indiferencia. Hoy, a excepción de las provincias del litoral -donde los corsos se han convertido en recurso turístico-, el carnaval pasa desapercibido.
Fragmentada y encerrada en sus "countries", en mezquinos departamentos o en las villas miseria, la sociedad argentina obedece sin saberlo aquella vieja prohibición de los militares y, en un miércoles de ceniza que se extiende a lo largo del año, se mira en el espejo ciego de la melancolía y el olvido.

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